Speedwave II en China, por Toni Pons

Viajar te ayuda a abrir tu mente

Texto y fotos por Toni Pons

Es difícil resumir en dos líneas una vivencia de dos semanas por China.

Después de recorrer una parte de la Gran Muralla durante varios días y poder apreciar esta gran obra humana de más de 9.000 km y quedar asombrado por donde transcurre subiendo y bajando montañas, crestas, valles y precipicios.

El que no ha subido a la gran muralla es porque no es valiente dice un célebre adagio. “El dragón de las mil azucenas” es desde luego un pasaje obligado para todo aquel que ponga pie en China. Con su desmesurada arquitectura y su belleza alucinante, la muralla se ha convertido en el símbolo por excelencia de la civilización china. Serpentea hasta perderse de vista a lo largo de más de 9.000 km. con una altura media de 8 metros y una anchura de 6 metros, desde los áridos confines del desierto de Gobi hasta el paso de Shanhaiguan, donde se arroja de cabeza al golfo de Bohai.

Una obra construida con la sangre y el sudor de 300.000 soldados y 500.000 reos, de los que se cuenta que eran enterrados en los cimientos conforme desfallecían en el trabajo. Se calcula que hubo 200.000 víctimas.

Cosa que creo que hoy no seríamos capaces de hacerlo, tengo que quitarme el sombrero ante una obra de esta magnitud.

Después de visitar el Parque Nacional de Butaychan o Valle de las Cinco Terrazas, mejor dicho de cinco grandes monasterios budistas, ver la grandeza y la riqueza que hay en ellos, fruto de las donaciones económicas, comidas y bebidas para los dioses de las cuales se aprovechan y comen los monjes. Ver como los peregrinos se arrastran por el suelo kilómetros, días y meses, ver como rezan, se arrodillan, queman incienso, dan dinero y adoran dioses.

Nuestra gran sorpresa inesperada al visitar un monasterio de unas monjas budistas fue coincidir con la visita de un Gran Lama Supremo, venido de Nepal, el cual nos bendijo y nos invitó a sentarnos a su mesa y cenar con todo su séquito que lo acompañaba, regalándonos detalles religiosos, pañuelos de oración, nos despedimos y quedamos invitados a volver por considerarnos de su familia.

Cambiamos de valle para visitar el monasterio colgante de Xuankong, al sureste de Datong. Es un monasterio sincretico donde se mezclan las representaciones taoístas, budistas y confusionistas. Dicho monasterio es una auténtica obra de ingeniería monástica, parece estar pegado a una gran pared de una gran montaña y se caracteriza porque en su construcción no se utilizó ningún clavo de hierro, “visita no apta para quienes sufran de vértigo agudo”.

Luego nos desplazamos a las grutas de Yungang. Son grandes cavidades excavadas a mano en la roca y dentro de ellas grandes budas y dioses, esculpidos todos ellos en una gran pieza, algunos de ellos de 20 metros de altura. Impresiona verlas tan enormes y majestuosas, sentadas como budas.

Como no hablar de su variedad gastronómica en frutas, verduras, pinchos de carnes, arroz, fideos y de sus ensaladas siempre bañadas en ebullición, su condimentación y su modo de servirlo.

Curiosidades

En el mundo rural se entierra a los muertos directamente en la tierra, propiedad de la familia.

La propiedad privada no existe, el estado la arrenda por 50 años.

China es por definición comunista, controlada por una partitografia.

En Pekín millones de bicis, ciclomotores, carromatos, buses, taxis, metro y coches circulan en un caos que se autorregula a sí mismo.

Decir que la presencia policial es omnipresente en todas partes por lo que la seguridad está garantizada.

Por otra parte, las grandes ciudades poseen parques muy grandes, limpios y en donde la gente da rienda suelta al ocio en forma de bailes, música, footing y expresiones artísticas.

Destacar a modo genérico la visita al Templo del Sol, a la Sala de la Oración de las Buenas Siegas, a la Bóveda Celeste Imperial, a Xianrong, a Tayuan Si, a Dailuoding Si y a Shuxiang Si, así como tantos sitios difíciles de recordar su nombre pero no su majestuosidad.

Espero haber plasmado a groso modo un gran viaje y decir que China es un país inacabable para volver.

Toni Pons